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Nací sin el gen de hacerme la difícil

Artículo publicado originalmente en Actitudfem.

Nunca he sabido jugar al gato y al ratón… Estoy acostumbrada a decir lo que pienso, lo que siento y lo que espero de las situaciones en mi vida.

Esta es una desventaja, sobre todo en el terreno de las relaciones. Aunque los hombres se quejan todo el día de querer que las mujeres digamos lo que realmente pensamos, en la práctica aman la cacería.

A los hombres (por lo menos los que yo he conocido, y miren que la lista es larga) les gusta sentirse cazadores, les gusta acechar a su presa, perseguirla, trabajarla y convencerla para sentir que ganaron un premio.

Para muchos, entre más difícil la niña, más clavados están. Aman la cacería.

Y yo… no sé hacerme la difícil.

Si conozco a un tipo y me gusta, no me preocupa que se me note. Si me manda un mensaje y lo veo, contesto inmediatamente, no me espero 10 minutos para que piense que estoy ocupadísima y que no me emociona ver su nombre en mi pantalla.

Si me invita a salir y puedo… le digo que sí, y voy. No le invento que tengo millones de planes con mis amigas para parecer súper ocupada y no verme desesperada por querer salir con él.

Si salimos y me parece guapo… Se lo digo. No me paso la noche viendo a los chicos que pasan para hacerlo sentir menos guapo que todos los demás.

Si me cuenta algo… le pongo atención. No volteo a ver mi celular para que piense que cualquier otra conversación es más interesante que la que estamos teniendo. Y le agradezco cuando hace lo mismo conmigo.

Si me quiero acostar con él… lo hago. No importa si es la primera cita, la 3ª o llevamos 3 meses viéndonos, si la química y el momento se dan, dormimos juntos. No sigo una regla de las 17 citas antes de acostarnos.

Y no disfrazo mi vida… Digo que me gusta la comida (y como enfrente de quien sea), que tomo cerveza, que odio tender mi cama y que nunca me peino. También, si sale en la plática, digo que me gusta el sexo tanto como a cualquier hombre.

No miento, ni disfrazo, ni maquillo, ni escondo… Claramente sigo soltera.

No sé hacerme la víctima y no sé fingir que quiero ser el ratón. Odio el estira y afloja de la cacería que tanto aman los hombres. Nací sin el gen para hacerme la difícil.

Me encanta pensar que, tal vez, allá afuera, en una galaxia no muy lejana, se encuentra un hombre al que no le gusta cazar. Un hombre que prefiere que le digan las cosas de frente, que espere la respuesta de un mensaje, que valore que acepte salir con él el día que me invite, que le guste pensar que si me acuesto con él es porque siento la suficiente química como para hacerlo y al que no le importe con cuántos hombres haya estado antes que él.

Quiero pensar que me espera un amor que quiera estar conmigo y me lo diga, que espere que yo quiera estar con él y no me juzgue por decírselo, un hombre que se emocione el día que durmamos juntos y no piense que ya cazó y que es momento de ir por la próxima víctima.

Tal vez me muera soltera… Tal vez yo no soy la única, tal vez muchas chicas pensamos igual y tal vez haya muchos hombres allá afuera esperando encontrarnos.

Tal vez si todas empezáramos a jugar más a ser nosotras mismas y menos a ser ratones huidizos las relaciones serían más fáciles de disfrutar.

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Mesa para una

Una confesión escrita con anécdotas divertidas, retos que empoderan y situaciones donde los encuentros y desencuentros amorosos son básicos para construir una actitud a prueba de decepciones.

Descubre de la mano de Caro Saracho cómo ser tu propia heroína y aprovechar el superpoder que es la soltería para tomar mejores decisiones, recordar lo que quieres y mereces y no conformarte, por muy cómodo y tentador que parezca.

Otras autoras han opinado…

«Olvídate del estigma que califica a la mujer que no tiene novio o marido como amargada y poco deseada. Ser soltera es un estado voluntario y lleno de gozo, que no sólo te brinda libertad y energía, sino también poder. ¡Gracias, Caro Saracho, por ser la voz de todas las que no necesitamos medias naranjas, porque ya nos sentimos completas!»

LUCY LARA, periodista, conferencista y autora del bestseller Imagen, actitud y poder

«Nunca antes se ha explicado tan bien aquello de ‘mejor sola que mal acompañada’. Caro Saracho te ayuda con mucho humor a superar los obstáculos y traumas propios y de extraños para disfrutar tu soltería plenamente.»

SOFÍA MACÍAS, emprendedora y autora del bestseller Pequeño Cerdo Capitalista

«Caro Saracho nos recuerda que siempre tenemos mejores opciones que ese hombre que no nos llena… El libro que puedes regalarle a tu amiga que sigue aferrada a su cucaracha (disfrazada de mariposa) o que puedes prestarle a la tía que siempre te pregunta si ya tienes novio.»

SUSANA MIYAR, directora editorial de Actitudfem (y roomie de Caro)

¿Listas para leerlo?

Aquí les dejo los links para pedirlo hasta su casa:

Amazon

Gandhi

Cuando te dicen que eres la mujer más increíble… y luego se van

Artículo original publicado en Actitudfem.

A todas nos ha pasado… y a las que no, les aseguro que les pasará en cualquier momento.

Conoces a alguien, empiezan a salir, la historia fluye, miel sobre hojuelas, mariposas en el estómago, largas pláticas por teléfono, mensajitos de WhatsApp al despertar, las buenas noches al final día…

Y claro… Las palabras.

Más allá de los te quiero y los te amo (que si un hombre suelta muy pronto es fácil darnos cuenta cuando miente), hay frases que parecen salidas del mismo libro y que nos echan a andar la cabeza y el corazón.

Frases como “Nunca había conocido a alguien como tú”, “Eres la persona más ______ (inserte aquí cualquier adjetivo que te describa) que he conocido”, o “Eres perfecta” nos taladran las ideas y se nos quedan grabadas a fuego.

Porque nos las creemos… ¡Y hacemos bien en creérnoslas! Nosotras sabemos que somos todo eso y más, sabemos que somos guapas, inteligentes, divertidas, simpáticas, amables, cariñosas, comprensivas… Sabemos que no habían conocido a nadie como nosotras porque somos únicas y sí, somos perfectas.

Y nos fascina que el tipo en cuestión se dé cuenta de todo esto que somos, nos da esperanza ver que lo nota y parece valorarlo, tanto como para decírnoslo. Estas frases nos hacen creer que esta persona que tenemos enfrente nos comprende, nos conoce, se alegra de habernos conocido y sobre todo, agradece que una persona tan chingona como nosotras lo haya elegido a él.

Si la historia continúa y se forma una relación estable y saludable, todo bien. Esas frases tienen todo el sentido del mundo. Pero, ¿qué pasa cuando el Fulanito que te dice que eres perfecta y que nunca había conocido a alguien como tú, desaparece?

¿Qué pasa cuando el que te dice que eres la mujer más inteligente / guapa / simpática del mundo elige a otra para ser su pareja?

¡Se nos cae la autoestima al piso! Y es lógico, ¿quién en su sano juicio dejaría ir a la mujer más hermosa del mundo? ¿O a la más lista? ¿O a la única que lo hace feliz? Así que dudamos de que todas esas cualidades sean nuestras…

El problema con esas frases (que estoy segura sacan del mismo manual de patanismo) es que nos hacen cuestionar lo que somos, nos hacen dudar de ser merecedoras de un buen amor y de una relación sana, porque si esa persona con la que todo parecía fluir y que notó nuestras maravillosas cualidades se va… Lo lógico sería pensar que es porque realmente no somos tan maravillosas.

Y duele.

Cuesta trabajo recoger los pedacitos no de nuestro corazón, porque muchas de estas historias en las que desaparecen ni siquiera te dan tiempo a enamorarte, sino los pedacitos de tu autoestima, de tu orgullo maltratado y puesto en duda.

Cuesta trabajo separar lo que piensas de ti misma de lo que pensó ese tipo que se fue, porque cuando nos dicen estas cosas, nos hacen sentir valoradas. Y la necesidad de reconocimiento es una de las más profundas.

Me encantaría que muchos hombres leyeran este texto y quemaran ese libro de frases vacías. Que se dieran cuenta del impacto que tienen estos comentarios y se propusieran no hacerlos si no los sienten o si no piensan quedarse.

Pero la realidad es que seguiremos escuchándolos… Lo que sí podemos hacer es, a partir de ahora, separar las decisiones de terceros de nuestros pensamientos sobre nosotras mismas, para tratar de mitigar un poquito ese sentimiento de…. “¿Quién demonios dejaría a la mujer más _____________ del mundo?”

Los patanes no te dañan, te curan de espantos

Texto publicado originalmente en Actitudfem.

Hace unos días, una amiga que acababa de pelearse con su novio llegó a la conclusión de que los patanes que nos vamos encontrando en la vida nos dejan dañadas.

Ella estuvo 7 años en una relación que aparentaba ser perfecta, con un tipo simpático, guapo, buena persona, e infiel crónico. El problema de la infidelidad (más allá de los problemas obvios) es que los infieles juzgan como viven, así que suelen ser tipos posesivos y controladores y que encima exigen como si realmente merecieran.

Sé que durante mucho tiempo ella creyó que este hombre era el amor de su vida, el papá de sus hijos y la persona con la que se haría viejita, pero eventualmente (y afortunadamente) el tipo cayó en el cinismo típico del infiel crónico y ella no pudo seguir ignorando esa situación.

Un buen día se vio forzada a tomar la decisión de seguir siendo esa mujer sumisa a la que le ven la cara y todo el mundo se da cuenta menos ella, o continuar su camino sola e ir recogiendo, poco a poco, los pedacitos de sí misma que perdió en esa relación.

Después de haber vivido esa situación y de haberlo dejado, se prometió a sí misma que jamás volvería a permitirse una historia así. Poco a poco, mientras siguió su camino, fue marcando sus propios límites para no volver a perderse.

La cosa es que esos límites se vuelven infranqueables y nosotras nos ponemos en un estado de alerta máxima ante cualquier situación que pueda afectar nuestra ahora reparada cordura.

Pero eso no es haber quedado dañadas… es haber quedado curadas.

Esas cicatrices que aparecen a la menor provocación están ahí para recordarnos todas esas promesas que nos hacemos cuando nos rompen el corazón y estamos sentadas con el bote de helado prometiendo no volver a hacerlo.

Mi amiga estaba enojadísima porque su novio le había hecho una escena de celos que la había hecho recordar esa otra relación en la que los celos eran su día a día y a la que se juró no volver. Y aunque su actual novio no tiene nada que ver con ese patán que la trató con la punta del pie (pero le llevaba flores, para que supiera que la quería), esos recuerdos brincan en el instante en que algo le suena remotamente familiar.

Pero no es que esté dañada… ¡Está totalmente arreglada! Porque ahora puede perfectamente decidir no tolerar eso en su relación, ser firme en las cosas que no le gustan y no dejarse caer nuevamente en un círculo vicioso del que le costaría infinitamente más salir una segunda vez.

Y aunque esto tiene que llevar un poco de trabajo interno para no aventarle al pobre novio actual las culpas del anterior, el hecho de tener muy claro lo que no estamos dispuestas a tolerar nos hace mejores personas, cada día.

Así como un mal trabajo te enseña lo que debes negociar en el siguiente, un mal novio te enseña cosas de ti que te van a ayudar a tener la pareja que sí mereces.

Dejemos de pensar que los patanes nos dañaron como si fuéramos fruta golpeada en el mercado, porque si hay algo que podamos agradecerles es habernos llevado al límite y habernos obligado a punta de lágrimas a tomar mejores decisiones para nosotras.

No estamos dañadas, esas malas relaciones no tienen ese poder sobre ti… ¡Estás curada de espantos! Y ahora sabes lo que jamás deberías permitir y estás un paso más cerca de encontrar esa relación que sí te haga feliz.

¿Quién nos dijo que ser intensas era defecto?

Texto publicado originalmente en Actitudfem.

Hasta hace un año, odiaba la palabra intensa. Cuando el chico en turno la usaba para describirme, me sentía fatal, sentía que estaba fallando en mi misión de vivir la vida sin complicaciones y teniendo relaciones cool y buena onda.

Hasta que maduré.

Un buen día, mientras leía un mensaje del último susodicho al que le permití “ofenderme” con la palabra intensa, caí en la cuenta de que lo que muchos entienden (yo incluida) por intensidad es, en realidad, una serie de actitudes de una mujer que sabe lo que quiere y que no está dispuesta a conformarse con menos.

Habrá sus excepciones, claro… pero en general, una chica intensa es la que no tiene miedo de enojarse cuando algo no le gusta, una que conoce sus límites y no está dispuesta a que le pasen por encima, una que tiene el carácter necesario para decir lo que quiere de manera asertiva y por lo general, directa. ¡Todas debemos ser intensas!

La más intensa de mis amigas, hablando en términos generales con el uso de esta palabra, es una chica que cuando se propone algo lo logra hasta sus últimas consecuencias. Decidió empezar a correr y no paró hasta estar en maratones. Decidió empezar una clase de Power Jump y no paró hasta tener una certificación de que es la mejor en Power Jump. Decidió hacerme un regalo de cumpleaños, y organizó a 30 amigos para que todos me mandaran un letrero con el que formar una carta para felicitarme.

Yo quiero ser así de intensa.

Ahora, llevándolo al plano de las hermosas relaciones de pareja, pensemos en esa amiga a la que siempre dejan por ser demasiado “intensa”. ¿Qué hace mal? ¿Marcarle por teléfono? ¿Contestarle los mensajes? ¿Buscarlo cuando tiene ganas de verlo? ¿Salir con él cuando la invitan? ¿Estar disponible cuando quiere estarlo? ¡Eso no es ser intensa! Es ser auténtica contigo misma y con lo que quieres y, por lo tanto, auténtica con lo que esperas recibir del otro.

Y si el otro considera que eso es un nivel de intensidad con el que no puede vivir… No debería estar contigo.

Esta pequeña revelación cambió mi perspectiva hacia esta palabra. Ser una chica intensa es algo positivo, es equivalente a ser una persona que sabe lo que quiere y está dispuesta a hacer lo necesario para conseguirlo.

Hace poco, mi amiga a la que siempre dejan por intensa, conoció a un chico. Siendo fiel a su intensa personalidad, se ilusionó desde el tercer día, y para el 5o ya se mandaban mensajes todo el tiempo. Ella quiere eso en una relación… Quiere a una persona que le conteste el teléfono cuando ella le escriba, que le mande mensajes de buenos días y buenas noches, y que le pregunte cómo va su día. A cambio, ella va a amarlo con esa intensidad que la caracteriza. No debería conformarse con nada menos.

La historia no prosperó… pero ella está consciente de que si él la juzgaba de “intensa” con esa connotación negativa que aún tiene la palabra, entonces él no era para ella. Porque para la persona correcta, esa intensidad será únicamente una expresión de cariño.

A mis 31 estoy cómoda con mi intensidad, pero no fue un camino fácil. Me tomó muchas relaciones tormentosas darme cuenta de que lo que ellos calificaban de “intensidad” era en realidad una expresión auténtica de lo que quería en mi vida, y que el simple hecho de que otro lo considere algo negativo es el primer indicio de que no es la relación que debería tener.

Dejemos de rechazar nuestra intensidad y dejemos de sentirnos mal cuando alguien se aleja por ser demasiado “intensas”… Nuestra intensidad es una de nuestras mejores cualidades, porque así como la llevamos a nuestras relaciones interpersonales la llevamos a todo lo que hacemos, y es esa intensidad por la vida la que nos ha dado todo lo que tenemos.

Amemos nuestra intensidad… y el que tenga un concepto diferente de ella, tal vez no es el adecuado para disfrutarla, ¿no creen?

Mi obsesión por Burt’s Bees

Una de mis marcas consentidas desde adolescente es Burt’s Bees. Mi mamá siempre compraba su crema de manos y desde que yo pude elegir mis propios bálsamos para labios, el Beeswax Lip Balm ha sido mi favorito.

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¡Una de las ventajas de vivir en frontera chicas!

Pero cuando me vine a vivir al DF (ya saben que soy una norteña perdida por sus calles) le perdí la pista a la marca, hasta que hace un par de años nos dieron la buenísima noticia que de por fin conseguiríamos sus productos en México.

Y es que esta marca no sólo tiene colores padrísimos y cremas súper hidratantes que te dejan la piel como de bebé, su historia es súper bonita y desde siempre han mostrado un respeto especial por el medio ambiente.

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Todos sus productos están hechos con ingredientes naturales tan complejos como la cera de abeja o tan sencillos como la corteza de un sauce. Incluso este año innovaron con un empaque hecho de materiales 100% reciclados en el que lanzaron el primer lipstick de la marca.

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Obviamente el producto es una delicia… Y encima, su producción fue eco friendly y su empaque no contamina. Y como dato curioso, no pesa nada, ¡es una maravilla para traerlo en la bolsa!

Además de mi adorado Beeswax LipBalm, tengo otras obsesiones de esta marca: las toallitas faciales con extracto de té blanco; el Limpiador Purificante en Gel para Acné (porque cutis graso); y el Bálsamo de rescate, un clásico para hidratar tus labios cuando el clima está haciendo de las suyas.

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Y ya que volvimos al tema de los labios, que como saben es uno de mis favoritos para maquillarme, hay 4 productos que me encantan de Burt’s Bees:

Lip Shimmer tono Watermelon
Lip Crayon en tono Napa Vineyard
Tinted Lip Balm tono Sweet Violet

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Y su más reciente lanzamiento, un lipstick 100% natural que protege los labios como ninguno porque ofrece una hidratación superior a cualquiera.

De esta colección que lanzaron con 14 tonos, mi súper favorito fue el Brimming Berry. OK… creo que de esta marca me fascinan los tonos violeta.

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Afortunadamente estos productos tan lindos ya están en México y puede checar todas las opciones que tienen en su página web: Burt’s Bees México.

 

Esta es la razón por la que necesitamos más mujeres haciendo pornografía

Imagina una escena porno…

Así empezó Erika Lust la TedTalk que dio en Viena en 2014 y les apuesto que todos imaginamos la misma escena, en 2014 o en 2016.

Y es que a pesar de que Erika Lust Films salió a mercado en 2005, muy poco a cambiando desde entonces. La industria de la pornografía sigue siendo orientada hacia los hombres y la culpa la tenemos las mujeres.

Lo dijo Erika en Viena y sigue siendo una realidad: las mujeres lo consumimos como si fuera lo único que existe y no estamos haciendo nada por cambiar la industria.

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Salvo contadas excepciones como la de Erika y movimientos aislados de lo que llamamos porno feminista, la pornografía sigue siendo cosa de hombres.

El porno tiene que cambiar

Esta ha sido la premisa de Lust desde que decidió dejar su carrera en ciencias políticas para incursionar en la industria de las películas para adultos.

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Erika estaba convencida de que era cuestión de que hubiera más mujeres haciendo porno para explorar la belleza de la industria desde una perspectiva feminista. Definitivamente lo ha logrado.

Sus películas son compradas por millones de personas (no necesariamente mujeres) alrededor del mundo y revistas como Vogue las han calificado como el nuevo porno que NECESITAS ver.

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El discurso de Erika es muy claro: quiero más mujeres en la pornografía. Como en todas las industrias, entre más mujeres haya contando la historia más equidad de género habrá en el discurso.

“El rol de las mujeres siempre está siendo debatido, salvo en la pornografía. Todo el mundo quiere más mujeres haciendo cine para adulos.”

El mundo necesita pornografía sin clichés o en el mejor de los casos necesita inventarse nuevos clichés para sobrevivir. Necesita innovar… Necesita contar un discurso que las mujeres queramos ver, que los hombres aprendan a valorar.

No es culpa de los hombres que la industria objetivice a las mujeres, es culpa de las mujeres no haber hecho lo mismo desde hace años. La pornografía necesita mujeres, necesita directoras, productoras y guionistas que plasmen lo que las mujeres queremos ver en una película porno.

Y los hombres seguirán haciendo lo mismo porque las fantasías tal vez no cambien… Pero la magia de la pornografía, el poder ver tus fantasías realizadas por otras personas, necesita contarse desde todos los géneros.

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Necesitamos porno gay hecho por gays, porno lésbico hecho por lesbianas que saben lo que necesitan ver para que el porno cumpla con su misión de encender las mentes y los cuerpos.

Por primera vez en años las mujeres tenemos la misma libertad para incursionar en el mundo del cine que los hombres. En el mundo del cine porno tanto como en cualquier otro mundo que queramos.

Lo que hace falta son mujeres como Erika Lust que quieran contribuir a cambiar una realidad que nos afecta a todas. La pornografía está siendo el primer contacto que tienen los chicos con el mundo del sexo, se ha convertido en su escuela sexual. ¿Y les cambiamos el discurso? ¿Y si mostramos una película porno que cuente un discurso más real, en el que todos los involucrados están siendo tratados como humanos y todos están realizando actos que quieren hacer?

Lo que aprendes después de 5 años soltera

¡No puedo creer que ya hayan pasado 5 años! Hasta hace muy poco tiempo, sentía que apenas el año pasado me despedí de ese gran (y desastroso) amor al que le lloré mucho tiempo.

Pero sí… este año cumplo 5 años soltera, y además de haberme dado cuenta de que #LaVidaNOesRosa y adueñarme del #SoySola, he aprendido montones de cosas sobre mi misma, sobre los hombres y sobre lo que quiero para mi vida.

Sí, ahora creo que con que tenga dientes es suficiente… pero para llegar a este punto tuve que llorar muchas lágrimas de las que una siempre aprende.

Así que a punto de cumplir 30 y siendo mi 5º año vagando por la soltería, puedo decir que aprendí:

  • Que el tiempo sí lo cura todo. No es choro y aunque cuando te lo dicen tus amigas las quieres aventar por la ventana, en realidad el tiempo sí cura todo. No quiere decir que olvides, pero sí deja de doler, eventualmente.
  • Que las lágrimas sí se acaban. Eventualmente, llega un momento en el que, aún cuando creías que nunca iba a pasar, se acaban. Un buen día ya no tienes más lágrimas que regalarle a tu historia perdida.
  • Que nada se olvida, ni se supera… sólo se aprende a vivir con y se sigue adelante.
  • Que una puede tomar malas, malísimas decisiones cuando está aburrida emocionalmente. De repente te encuentras invirtiendo tiempo (y más estupideces) en alguien que no vale ni poquito la pena.
  • Que la combinación entre aburrimiento emocional + ambiente de oficina suele resultar en tomar malas decisiones con gente que normalmente no hubieras volteado a ver si no tuvieras que pasar 10 horas enlatados en el mismo espacio.
  • Que si no tomas esas malísimas decisiones no sabrías que fueron malas.
  • Que es bonito eso de darle una oportunidad a las aventuras y a la gente diferente a ti… que se vale experimentar con personas con las que normalmente no saldrías, pero que esas historias en las que el chico raro se enamora de la chica popular son la excepción y no la regla.
  • Que muy pocas personas viven las ilusiones de Hollywood. Que las princesas también terminaron llorando por un marido infiel o porque no pudieron cumplir sus sueños. Que al final las historias que nos toca vivir son de carne y hueso.
  • Que una buena relación es la que te hace sentir segura y estable, independientemente de qué tan guapo esté o cuánto sexo tengan. Una buena relación es la que te hace sentir cómoda en tu propia piel, que te empuja a ser mejor persona… y que en la vida real eso significa tener a alguien que quiera ver series contigo un domingo, más allá de la fiesta y el sexo.
  • Que debes confiar en tus instintos… si desde la primera cita no hubo química, difícilmente la habrá después.
  • Que si fuerzas las cosas buscando la química terminarás involucrada emocionalmente con alguien con quien no deberías.
  • Que se vale decir clara y abiertamente lo que esperas y quieres de una persona… Y aceptar que si esa persona no quiere lo mismo, lo mejor es dejarse ir.
  • Que una ya no está para perder el tiempo con sexo mediocre, pero que en ocasiones es mejor tener mal sexo que nada de sexo.
  • Que ser honesta con una misma es indispensable… con los demás es opcional.
  • Que nadie es capaz de seguir sus propios consejos, no importa cuantas veces los hayas dado y cuántas veces hayas querido cachetear a tus amigas por cometer los mismos errores.
  • Que al final de todo, una siempre sabe cuando está a punto de quemarse, pero que cada paso y cada aventura valdrán la pena porque de eso se trata el viaje.

40% de las mexicanas preferimos los labios rojos

Si llevan tiempo leyéndome, ya sea aquí o en Actitudfem, seguramente saben que tengo una obsesión/trauma/pasión con los lipsticks rojos.

Sí, los rositas y los morados me gustan, pero siempre regreso al rojo.

Yo… y 40% de las mexicanas.

Según un estudio realizado por Natura, las mexicanas y las colombianas somos las más obsesionadas con los labios rojos, seguidas por 31% de las peruanas, 29% de las argentinas y 25% de las chilenas.

También descubrieron que las mexicanas nos retocamos la boca 3 veces al día y que preferimos los lipsticks en barra, por encima de cualquier otra presentación.

Pero, ¿de dónde surge esta pasión por los labios rojos?

Los chicos de Natura nos lo cuentan todo:

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Los ingredientes que mejor hidratan tus labios

Soy adicta a los bálsamos labiales… A mi se me resecan muchísimo los labios así que mantenerlos hidratados se volvió prioridad en mi vida, sobre todo porque me encanta usar lipsticks de colores súper fuertes y si los labios están partidos se ven horribles.

Así que me la paso buscando bálsamos labiales que me hagan feliz y así fue como me topé con los de Burt’s Bees, una marca que me encanta porque sus ingredientes son 100% naturales.

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Sus Lip Balms tienen como base una cera natural fabricada por las abejas en las paredes de la colmena que es un emulsionante natural.

Para esta primavera  tienen 3 sabores riquísimos: Cereza silvestre, miel y toronja rosa.

Bálsamo de Cereza silvestre

El bálsamo de cereza silvestre vigorizante está hecho con aceite de cereza. Está prensado en frío con corazón de semilla de cereza y tiene un sabor dulce y natural. Sus ingredientes clave son el aceite de cereza y el aceite de coco.

Bálsamo de Miel

Además de tener un sabor dulzón perfecto, este lip balm hidrata dejando los labios súper suaves y elásticos con un toque de miel dorada. (Tiene vitamina E).

Bálsamo de Toronja Rosa Refrescante

Un lip balm jugoso hecho con aceite de semillas de girasol y repleto de vitaminas. Refresca los labios con un acento cítrico muy sutil. Súper recomendado para los labios muy secos (como los míos).

Cherry